por las Gemelas de Oro
El blanco es grande. El Real Madrid no fue limpiamente derrotado en Anfield.
Fue una derrota inducida. Estando en la caldera, no vale que encima te aplasten con el cucharón, que fue lo que hizo el arbitraje.
Primero la falta a Pepe, que condujo al primer gol, y luego el falso penalti. En plena caldera, ¿cómo se baja esa temperatura?
Por eso hablo de una derrota inducida. Y porque como demostramos ayer en Bilbao, tenemos para jugar en cualquier campo y en cualquier circunstancia.
Habíamos soportado el asedio del Liverpool durante toda la primera parte de la primera parte, un asedio como pocas veces se ha visto. Brutal, implacable, eléctrico. Hasta que el árbitro nos advirtió que también estaba en contra nuestra, regalándole los dos primeros goles a los ingleses.
Y dos más dos son cuatro.