por Armando de Armas
Al cumplirse un aniversario más del Éxodo del Mariel entrevistamos a Luis de la Paz, destacada personalidad dentro del grupo de artistas y escritores que llegaron a Estados Unidos por esa vía. De la Paz nació en 1956, en La Habana, y desde 1980 reside exiliado en Miami. Fue miembro del Consejo de Editores de la revista Mariel y de Nexos, de difusión electrónica, y editó la revista El Ateje, una publicación cibernética. Ha recibido el Premio Museo Cubano de ensayo, por un trabajo sobre Dulce María Loynaz, y ha publicado los libros de relatos Un verano incesante (Ediciones Universal, Miami 1996) y El otro lado (Ediciones Universal, Miami, 1999), así como la recopilación de textos y documentos Reinaldo Arenas, aunque anochezca (Universal, Miami, 2001). Es miembro de la dirección del Pen-Club de Escritores Cubanos en el Exilio.
Armando de Armas: ¿Qué recuerda de los dramáticos acontecimientos del Mariel en 1980 en Cuba?
Luis de la Paz: Primero fueron días, después meses, de inquietud, angustia, violencia institucionalizada, temores; pero también de euforia colectiva y de una secreta esperanza de que aquellos acontecimientos dieran al traste con el régimen castrista. Fue en gran medida una revuelta popular que significó, al menos, un golpe moral contra la tiranía. Algo interesante es que aquellos sucesos políticos y sociales derivaron también en un fenómeno muy importante para la cultura cubana tanto dentro como fuera de la isla. El éxodo del Mariel propició la salida de escritores, actores, dramaturgos, pintores, bailarines y compositores, a los que más tarde se les agrupó como la Generación del Mariel.
AA: Se aproxima un nuevo aniversario del Mariel, el número 29, ¿cómo valora esos hechos en la distancia?
LP: Bajo las dictaduras lo que puede hacer la gente hay que medirlo en pequeños actos de valentía personal, que a la postre, a veces, causan estragos. El asilo de 10,800 personas en la embajada de Perú en apenas 48 horas fue un acto intrépido, que de alguna manera marcó un antes y un después en cuanto a la manera en que el aparato represivo comenzó a relacionarse con sus opositores. Cuando el desespero es mayor que el miedo, conduce a eventos como el de la embajada de Perú. Luego la maquinaria oficial incentivó el éxodo del Mariel, que no fue otra cosa que una maniobra del castrismo y sus agentes en Miami para desestabilizar al gobierno norteamericano con 125,000 refugiados y de paso salir "airosos" de una aguda crisis interna. De cualquier manera ambos sucesos ofrecen una lectura de rebeldía popular... algo que luego se repitió en 1994 con el éxodo de los balseros, aunque con sus propias características.
AA: ¿Por qué decide salir de la isla?
LP: La ausencia de libertad fue la causa fundamental para decidir salir de Cuba. No fue una decisión tomada en esos días, sino mucho antes. El Mariel fue el marco propicio para hacer realidad ese sueño. Al salir a los 23 años de la isla, sólo lamenté no haberlo hecho antes.
AA: ¿Qué significa para usted el haber formado parte de ese grupo de escritores contestatarios nucleados en torno a Reinaldo Arenas, nombrado como la Generación del Mariel?
LP: Gracias a los hermanos Abreu conocí a Reinaldo Arenas. De pronto, joven, inexperto, tímido y sin mucho que brindar, me encuentro formando parte de tertulias en casa de los Abreu, en uno de los barrios más pobres de La Habana, y luego en lecturas clandestinas en los matorrales del Parque Lenin. Eso me hizo crecer intelectualmente con rapidez. Cuando llego a Miami luego de permanecer un tiempo en un campamento para refugiados en Pensilvania, me entero que Reinaldo también logró salir de Cuba. Entonces vuelven las tertulias, en ese momento en el apretado efficiency que compartían Juan y Nicolás, dos de los hermanos Abreu, recién llegados también y entre los pinares de Miami Beach, junto al mar.
Durante esos encuentros se plantea la idea de hacer la revista Mariel. Eso me permite conocer a Calos Victoria y luego éste me presenta a Esteban Luis Cárdenas, que había salido de la isla unos meses antes, a finales de 1979. Al concretarse el proyecto de fundar la revista Mariel, de alguna manera también comienza a manejarse el concepto de Generación del Mariel, que a mi modo de ver es mucho más abarcador que el solo hecho de aglutinar a los que salieron de Cuba desde el puerto de Mariel. Creo que ese discutido y discutible concepto generacional incluye a algunos otros que salieron poco antes y tiempo después del Mariel. A la Generación del Mariel la define una serie de circunstancias, de vivencias comunes, de actitudes, y no un puerto de salida.