Anónimos y no anónimos han clamado al cielo por estos días ante la aparición del folleto dominical de El Nuevo Herald sobre humor cubano, en el marco de las celebraciones por el próximo 20 de mayo. A nosotros, sin embargo, nos parece una excelente idea que pasamos a reseñar, en un intento desesperado de pasar por neutrales.
Hemos pedido además a Añel que nos permita insertar una encuesta a la derecha (permite sólo un voto por computadora, o IP, aunque un mismo IP puede votar por varios autores), teniendo en cuenta que a veces el espacio de comentarios se presta a filias y fobias de difícil interpretación.
Habiendo leído todas las primeras cuartillas de los ocho trabajos recopilados –imposible leerlos todos completos-, nos quedamos con la portada de Omar Santana. Jorge Ferrer (Un pueblo que sabe reírse de sí mismo) se toma sin humor el asunto (5 de 10); Enrique del Risco (En defensa (tardía) del choteo cubano) logra, sin perder la amenidad, radiografiar los matices (8 de 10); Ramón Fernández Larrea (La risa en la sombra: muerte del humor político en Cuba) va rápidamente al hueso del asunto, aportando cronología (8 de 10); Emilio Ichikawa (Alvarez Guedes, el antropólogo mayor) se apoya en el famoso cómico para recrear sus nostalgias (6 de 10); Arturo Arias-Polo (Los inolvidables cómicos del cine republicano) aborda con precisión el tema del humor en el cine (9 de 10); Pedro García Albela (¿Quién se acuerda del Yo-Yo Místico?) nos hace la historia del referido Yo-Yo (5 de 10); Emilio García Montiel, por último, es dadivoso en Qué tiempos aquellos, que ya pasaron (9 de 10).
Omar Santana (10 de 10) nos salva, a todos, con la ilustración de portada. Otra vez, excelente idea.