google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: ¿Llamado a la cordura?

viernes, 5 de junio de 2009

¿Llamado a la cordura?

por Ignacio T. Granados

Ya eso es un poco loco, pero se impone, porque esto se alarga mucho; y sobre todo, porque se vuelve desagradable, y nadie quiere perder el tiempo en tonterías si hay cosas interesantes que hacer. La magnífica experiencia del 1 de Junio se está alargando en una polémica, innecesaria pero no desgraciadamente; esto de ahora es duro y amargo, pero vale la pena, porque puede ser que nos purifiquemos un poco. No nos llamemos a engaño, el que miente miente, lo sabe y no vale la pena confrontarlo; así como algunos tienen razones para no mentir, otros las tienen para hacerlo, y ese es su problema y su derecho. Podríamos decir que muchos de los ataques que recibe la campaña con las banderas fueron provocados por imprudencias; pero hacer eso implicaría reconocer un programa y una organización que no tenemos, y eso es un gran absurdo; lo cierto es que se trata de acciones individuales, libres y espontáneas; que no deberían preocupar a nadie, ni tan siquiera por el protagonismo o los intereses que pueden estar detrás de algo, porque lo bueno es que algo sencillamente se hizo.

Pero la arrogancia y el suprematismo ético son malos, y siempre traen malas consecuencias; incluso si se tiene razón, no importa, porque esa también se pierde, cuando te igualas a quien te ataca. Así, hay que reconocer que aunque libre, espontánea e individualmente, sí hubo excesos de la parte de acá; excesos cuando calificamos la actitud ajena, cuando la medimos por nuestros propios patrones, y puede que inconscientemente los provocamos. No me gustaría que confundieran estas palabras, que no van en defensa ni justificación de nadie; sino que son sólo la potestad de polemizar con quien a bien tuvo acoger otra opinión en su propio espacio, y hasta estimular sin necesidad el trabajo ajeno. Por eso, creo que la opinión de Enrisco, además de mesurada, es certera; y no hay aquí crítica de nada ni de nadie, porque alguna vez en la vida cada quien ha de hacer lo que le dé la gana; pero tampoco hay que sorprenderse de las respuestas, desmesuradas pero lógicas, porque responden a la naturaleza.

Si a alguien le asiste la razón, no debería preocuparse, no tendría que ser agresivo; está visto, una vez más, que la violencia es la prueba de la debilidad, pero ese es un problema del violento. Al final, lo más molesto es que el sucio y el bajo logren igualarse a uno; por eso, lo mejor es mantenerlo lejos, haciendo lo que mejor pueda y le dé la gana. De todo esto tenemos grandes experiencias y emociones, pero también algunas lecciones importantes; como el hecho de que nadie, jamás, nunca podrá compararnos con el pueblo judío. Ese es un gran pueblo, que ha respetado su causa; e incluso se ha sobrepuesto a las provocaciones, todo con el objetivo de que Israel viva; nada más, porque el resto es personal y depende de cada quien lograr lo que quiere. Compararnos con ellos sería faltarle el respeto a ese pueblo magnífico, que tanto tiene que enseñarnos; y bien haríamos en aprender dos o tres lecciones de humildad, y dejar de responder a los ataques, que son ajenos, y sólo deberían afectar a quien los hace.

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