por José Gabriel Ramón Castillo
Lo de Pánfilo no es fácil. No lo digo por los exabruptos del aparato represivo castrista contra ese pobre diablo, sino porque nuestro humorista negro -lo de negro no tiene que ver nada con el color de tu piel- no ha asimilado el peso de la fama. No es para menos, despertar de un letargo alcohólico y oír que está sonando en la Internet y que el mundo quiere agasajarlo, no es cosa fácil, máxime cuando nuestro cronista vive en un mundo idealizado donde lo que importa es la “Jama”.
Entre Pánfilo y Susan Boyle debe haber una enigmática conexión. Cuando la Boyle estremecía el escenario Britain’s Got Talent, las pantallas de televisores y computadoras con su “I Dreamed a Dream”, “Soñé un Sueño”, Juan Carlos, ese es su nombre verdadero, regatoneaba “Jama Jama, aquí lo que hace falta es Jama”. Desde luego lo de nuestro chico fue menos conocido, no obstante dejó una impronta en la audiencia televisiva hispana y anglosajona.
Nadie duda del talento de la Boyle a pesar de no haber obtenido el primer lugar en el concurso de marras. Sin embargo, los policías y chivatos castristas dudan de la ingeniosidad de nuestro Pánfilo. ¡Cuánta ignorancia plural! ¡Cuánta burla a la capacidad humana de sobrevivir en un medio hostil!
Es harto conocido lo sucedido a la Boyle y ahora se recupera en un lujoso hospital psiquiátrico. De nuestro muchachón sabemos muy poco. En una breve entrevista vemos a un hombre apesadumbrado, con el moco caído como se dice vulgarmente, diciendo que a él nadie le ha dado nada, “ni un kilo”, citando sus palabras, lleno de miedos por todas partes y renuente a ser famoso.
Es cierto, Pánfilo, la fama no la asimila todo el mundo, pero adelante, que ser célebre no es un delito, mucho más cuando esa condición se obtuvo con esfuerzo propio.
A por ellos, por Pánfilo, vayamos todos y démosle lo que él se merece. A por ellos, por Pánfilo, vayamos todos…