por Juan Antonio Blanco
Es difícil acceder a Mel hoy día. La Mata Hari chavista que tiene por “canciller” es su actual comunicadora y “body guard”. Su misión revolucionaria parece ser la de controlar a este mártir renuente. Actúa como los ojos y oídos de Hugo Chávez. Cuando Zelaya se ausenta de la mediación se le excusa diciendo que posiblemente “ya va en camino a Honduras” aunque Arias lo haya localizado en la habitación de un hotel en Managua y conversado con el depuesto mandatario unas horas antes. Por estos días Fidel y Hugo parecen convencidos de que a Mel tienen que manejarlo “a lo cortito”, como a los familiares de Elián cuando fueron a Estados Unidos. No es para menos.
Cuando Caracas y La Habana insisten en acusar a Estados Unidos del golpe de Estado, Mel y su esposa Xiomara andan por su lado agradeciendo el apoyo de la Administración Obama y su embajada en Tegucigalpa. Si lo mandan a Washington para incitar a la OEA a imponer sanciones económicas contra su país resulta que decide reunirse paralelamente con Hillary Clinton –de la que Xiomara siempre ha sido tremenda “fan”- y acepta su propuesta de meter a Oscar Arias como mediador. Un verdadero dolor de cabeza, con sombrero y todo.
Por estos días, dos locuaces ventrílocuos- Hugo y Fidel- se encargan de expresar lo que Mel “realmente quiere decir o hacer”. El hombre ha demostrado que no se le puede dejar sólo un instante. No es recomendable darle la menor oportunidad de salirse del guión asignado porque si no lo hace a la entrada lo hace a la salida. Para relaciones públicas prefieren usar a su confiable Mata Hari.
El artículo completo aquí.