google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Jama y Libertad: Nota con Pánfilo

miércoles, 26 de agosto de 2009

Jama y Libertad: Nota con Pánfilo

por L. Santiago Méndez Alpízar

Finalmente, ya Pánfilo cumple años de prisión por bocazas y por pánfilo. Un borracho sabe lo que dice en todo momento y Pánfilo estaba deseoso de celebridad. Recordar que, en la entrevista génesis, el entrevistado era otro. Pánfilo era el espontáneo, el que se metía por su pinga, según él mismo, y no escuchaba el reclamo del que grababa: ya Pánfilo, ya…

Bailar en casa del trompo, meter el dedo en el ojo de la bestia, coger la curda para encajar verdades le ha costado, a él solito -quede claro-, 24 meses en el tanque. Ya he mandado mi nombre por si se firman cartas y he puesto en mi blog lo indicado para la primera campaña por su libertad: Jama y Libertad: Pánfilo libre. Conste que estoy de vacaciones.

Pobre de mi país, ¡ya encarcelan hasta a los borrachos!

Recuerda a otros muchos Pánfilo. En lo personal, he visto unos cuantos. Todos desencantados, con un pasado comprometido con la ilusión que sospecho fue la Revolución cubana.

Recordé a mi amigo Cherendé, en paz descanse, que había bajado del monte con grados, y que terminó colando alcohol de cocina con clara de huevo, merengue, y pasando el pulgar por Sal ensalivada. La casa de Cherendé se fue vendiendo de a poco: lo primero, los muebles y las camas. Ensanchada, parecía el doble de grande la vieja casa de madera. No tardó en ser espacio de otros alcohólicos, viejas glorias que terminarían sus días con la embriaguez de un quinqué. El Perro Chirino: culto y políglota; más de siete idiomas bien hablados y escritos, solía decir con voz pasada por fuego y cáncer. Daba lecciones a los profesores en los parques y conocía de cine antiguo un rato. Todo eso lo hizo sospechoso de escuchar emisoras extranjeras.

O como el Torito, que sabía del monte mucho, y de aves, y que en el profesionalismo había sido respetado por su pegada y valentía. Torito había boxeado en La Habana, pero fue a finales de los cincuenta y ya sabemos lo que vino luego. No lo superó jamás ni se quiso ir en el ochenta, cuando le dieron a escoger, como a Cherendé: cuatro años de prisión o te vas del país. Claro que cumplieron con sus condenas.

El desempleo y la falta de oportunidades en Cuba, más la testarudez del incapaz y vetusto gobierno para hacer frente a las necesidades básicas de las personas, han convertido a varias generaciones de mujeres y hombres en seres ociosos, machacados por la dureza con que se les presenta el diario.

Pánfilo fue marinero. Viajó, se sintió útil, pero su ilusión terminó desbocada en un vídeo y aprovechada por canales de televisión de Miami, presentadores inescrupulosos, ávidos periodistas, diarios, blogueros… y finalmente dio contra las rejas.

No sé de dónde sacó alguna lumbrera que sería problema para el engrasado mecanismo judicial cubano, castrense, severo donde los haya, poner a la sombra al folclórico Pánfilo de Cuba.

Ojalá y se logre pronto su puesta en libertad, que no es, ni será, nada extraordinario, ni ejemplar, encarcelar a una persona por lo que dice, ni siquiera cuanto está borracha.

Pero si complicado es lograr alguna iniciativa influyente para nombres como Oscar Elías Biscet o las Damas de Blanco, presiento que más lo será para nuestro -¿divertido?- Pánfilo encarcelado.

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