por Enrique Collazo
El homo-cubensis proyecta un tipo masculino de apetito sexual voraz, conquistador de labia persuasiva, infradotado para la monogamia, insuperable en las distancias cortas y en la improvisación. Un experimentado gozador que, al menos “sobre el papel”, suele someter a sus designios a las hembras con quienes copula.
En Cuba, bajo el castrismo, quizás el factor más importante que acabó de cuajar el macabro experimento de crear una nueva especie de hombre fue la acelerada desvalorización de la cultura del trabajo en toda la sociedad. El ancien cuban male, al margen de su implicación inveterada y sistemática con más de una falda, incluso con más de una familia, fue educado en valores que le asignaban al trabajo, al aprendizaje de un oficio o a alguna habilidad laboral, una importancia capital.
Al nuevo hombre guevarista-castrista, en cambio, se le privó de los medios e instrumentos de trabajo para su sustento, que pasaron a ser propiedad del Estado omnipotente y redentor. Así, el pene cubensis –hago abstracción deliberada del comportamiento de este fenómeno en las jóvenes cubanas- pasó, de ser un instrumento concebido por los nuevos mambises del siglo XXI como signo inequívoco de virilidad masculina y por lo tanto vehículo para proporcionar placer a la mujer cubana, a ser una herramienta de trabajo fundamental; una suerte de llave de los truenos capaz de resolverlo todo, de conseguir divisas y otros bienes y favores con que sobrevivir, incluso a la hora de emigrar a tierras lejanas.
Tales conductas, asumidas y toleradas de un modo u otro a nivel macro-social, incluso por el mismísimo poder, han servido de fuente de inspiración a despabilados cronistas musicales como David Calzado, quien con su famoso tema El Temba reflejó mejor que cualquier estudio sociológico la necesidad de los jóvenes de los años noventa de entablar relaciones íntimas basadas no ya en el amor o el deseo, sino en la imperiosa necesidad de supervivencia que agobiaba a los cubanos. El estribillo de la timba aconseja a la novia de un cubano: “Búscate un temba que te mantenga pa’que tu goces, pa’que tu tengas”.
El texto del tema no tiene desperdicio y algunas de sus partes merecen reproducción: “Qué es eso de matrimonio, yo solamente puedo ser tu novio, tu novio… te quiero conformar pero tú quieres ser mi esposa… Con qué te voy a dar lo que tú quieres conquistar, si es imposible darte lo que pides… Búscate un temba que te cuide día y noche, hasta que te compre un coche… Así, que te mantenga, te suministre lo que no tengas y te llene de prendas, pa’que te ponga una buena vivienda…”.