“Cintio Vitier encabezó en Cuba, desde la intelectualidad oficial (el régimen lo escogió por católico), la cacería de brujas de los años noventa contra la oposición pacífica y el sector de la Iglesia más humano y audaz, que pedía cambios con la visita del Papa.
“Los cubanos con memoria nunca olvidaremos la cobardía y el oportunismo de este seudopoeta, que le hizo el juego a la dictadura para que disidentes y católicos con un poquitín de vergüenza pudiesen ser reprimidos y encarcelados con más facilidad”.
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