Denis Fortún ha tenido la gentileza de entrevistarme para Fernandina de Jagua –todo nuestro agradecimiento--, y reproduzco aquí un segmento de ese trabajo. Para leer la entrevista completa, clic aquí.
Denis Fortún. Se ha vuelto casi legendaria tu tolerancia en cuanto a no censurar los comentarios que dejan los anónimos en tus blogs. ¿No has sentido alguna vez ganas de responderles, insultarlos, de la misma manera en que ellos lo hacen? ¿Eres realmente ese tipo de gente que no se inmuta por nada, haciendo gala de una sangre anglosajona no muy común entre cubanos?
Armando Añel. No soy tan anglosajón como insinúas. Sí he estado tentado, sobre todo porque alguna gente se aprovecha de la libertad que se le brinda para dinamitarla desde dentro. Pero en esto de la moderación de comentarios en los blogs considero, por experiencia y por filosofía, que no debe haber medias tintas. O lo suprimes todo, y no permites comentarios –algo que conspira directamente contra la esencia de los blogs-, o lo liberas todo. ¿Quién soy yo para decidir por los demás lo que es correcto y lo que no? Pero sobre todo, ¿quién soy yo para tirar a la basura el tiempo de los demás?
Por otro lado, está el aspecto puramente práctico del tema: A mí, simplemente, no me alcanza el tiempo para moderar. Y, si me alcanzara, seguramente lo emplearía en búsquedas y elaboraciones provechosas para los lectores.
¿Por eso el nombre de Cuba Inglesa a tus blogs?
Lateralmente. En un inicio el blog se llamó así por la novela (inédita) cuya trama gira alrededor de un islote del norte de Cuba colonizado por los ingleses, de la que estuvimos colocando algunos capítulos en la primera versión de Cuba Inglesa. Segundo porque “Cuba Inglesa”, el término por sí mismo, intentaba ser una especie de desafío al nacionalismo exacerbado y prepotente de no pocos cubanos, nacionalismo que probablemente constituye una de las principales causas del desbarajuste nacional. Tercero, porque muchos cubanos nos hemos fabricado una especie de segunda Cuba en un país de raíz básicamente anglo, como lo es Estados Unidos, y el blog intenta, o ha intentado, reflejar esa circunstancia. Y cuarto, porque es bueno ir introduciendo, en la medida de lo posible, un poco de la flema y el sentido del humor inglés en el debate cubano, viciado por la intolerancia, el acartonamiento y la estridencia (curiosamente, los cubanos nos preciamos de tener mucho sentido del humor, pero no lo trasladamos a la política como hacen los ingleses, por ejemplo). Hay otras razones de menor peso, pero estas son las fundamentales.
¿Crees que nuestra idiosincrasia sea un lastre definitivo para una transición en Cuba?
Es un lastre monumental, no definitivo. Lo importante es la conciencia que pueda hacerse para reformar aquellos aspectos de nuestra idiosincrasia que conspiran contra el progreso, contra la modernización de lo nacional. Porque no se trata de nuestra idiosincrasia en pleno, dicho sea de paso, sino de algunas de sus aristas. Más bien creo que el lastre primero son nuestras elites intelectuales, que, salvo excepciones, se han mostrado incapaces de localizar y combatir nuestros males idiosincráticos.