por L. Santiago Méndez Alpízar
El a ratos lúcido borracho que fue Pánfilo, ha devenido una especie de Tío Tom desfasado, al servicio de inteligentes y reflexivos periodistas, comentaristas --mis respetos para el señor Patterson, a quien escuché el comentario más inteligente: asegurar lo mucho que en llamas está nuestro borracho televisivo— que se encargan de repetir, como parte de un gran eco que hay y que lleva tiempo engordando, eco al fin: hasta aseverar con total desenfado la utilidad, importancia de lo que, cómo le llamo: Juancarlosalgo, Pánfilo en Cuba nos muestra.
¿Cuál periodismo es el que pone en riesgo la fuente, y lo provoca?
Y más preguntas: si se tira al agua y se lo comen los tiburones, ¿quién se beberá el Black Label que le prometen? ¿Cuántas botellas genera, están pagando, por un reportaje a Pánfilo? Y de llegar en balsa a la costa norteamericana: ¿tendremos la reconversión de Pánfilo en directo, estilo Gran Hermano?”.
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