En estas Navidades tenemos un deseo trillado, recurrente, pero compartido por millones de personas: La libertad de Cuba. Es verdad que muchos cubanos no la merecen, y ni siquiera sabrían qué hacer con ella, pero también que muchos cubanos sí. Y siempre, de una forma u otra, la libertad es imprescindible para crecer. Incluso para quienes la desprecian o la malbaratan.
¿Azúcar? Libertad para crecer.
Que la familia cubana pueda unirse algún día sin prohibiciones, en libertad. Que lo ideológico cese de tiranizar lo humano.
Feliz Navidad.
Próspero Año Nuevo.