por Victoreto Junior
Una visita de carceleros del National Health Service fue el catalizador. Llegaron con intenciones de hospitalizar a Meneito. Dijeron que Ms. Leididí Usnavi Burundanga (a secas) era prófuga de un manicomio de Edimburgo. Se la llevaron. A la fuerza. A la moda. Con uno de esos trajes que atan los brazos a la espalda.
Fue un efecto dominó. Desmoralizados, los primeros contagiaron al resto. Se empezaron a retirar del islote en balsas. Como mismo llegaron. Hubo lágrimas. Se lanzaron a la mar en todas direcciones. Se desintegró Nuevo Songo. El proyecto de nación se dispersó. Se deshizo el Hecho. Se evaporó en el aire fino. Se acabó. Eso fue todo. Gracias, amigos. Y nos vemos por ahí.
Aunque algunos juran que la población del islote se internó toda ella en La Caverna (es grande) y encontró un agujero (era luminoso) que la trasladó a la Otra Dimensión: la de los grandes mitos. La de Arcadia. La del Olimpo o el monte Ararat. La de los cuentos infantiles. La de las cosas que no pegan o que pegan a la fuerza. La de los culebrones que no tienen sentido o las canciones desafinadas que uno canta a solas.