por L. Santiago Méndez Alpízar
Ya podrás ser Reinaldo Arenas, Guillermo Rosales, José Mario… o cualquier otro nombre que nadie pueda opacar y estar vivito y coleando: Almelio Calderón Fornaris, Pedro Marqués de Armas, Rogelio Saunders, Julio Fowler, Alberto Lauro, Ariel León, José Manuel Poveda... los culones seguirán ocupando tu sitio, engordando nalgas y lenguas con idéntica dialéctica. ¡Nada detiene la lengua ni los deseos de protagonismo de un patriota cubano huido! No tendrás espacio si no bailas al son del patriota ausente.
Atentos al reclamo oportuno de una derecha que tampoco encontró maneras de transformación, reciclaje, ni fundamentos diferentes, superiores a la del siglo pasado, los bocazas insignes suelen coincidir con el firmamento de un exilio forever.
El exilio, además de nuestra verdadera República posible, de momento, más que plural sigue siendo un festín kitsch de invitados con pajaritas fosforescentes: con una mesa manicheada por los culones que decía arriba, y que no son menos viejos que los viejos otros que en Cuba gobiernan, en todos los sentidos: incluidos los bisoños, igual de viejos. Sigue siendo UNEAC y sucedáneos: Fundaciones fantasmas, revistas fantasmas, cadenas de radio y televisión fantasmas, componedores de blogs fantasmas, y fantasmas blogueros. Y como colofón: vidas completas partidas en apoyo incondicional a un bloqueo fantasma con el que se consagró la rentabilidad del dolor. Proyectos todos enfocados desde el único punto de vista que emana de la tozudez. Del empobrecimiento de ideas. De la carencia peor, que es la que provoca lo fácil.
El artículo completo aquí