Domingo del Monte (1804-1883). Miembro destacado del patriciado cubano, favorable a la emancipación de España y precursor de nuestra nacionalidad. Educador, poeta y dramaturgo, la influencia de Del Monte en el movimiento literario del país cristalizó en sus famosas tertulias, que fueron cátedra orientadora de las tendencias de vanguardia de la época. Simpatizó con la causa independentista. Fuente: Cuba: Fundamentos de la democracia. Antología del pensamiento liberal cubano desde fines del siglo XVIII hasta fines del siglo XX (Fundación Liberal José Martí, Madrid, 1994).
Mejoras de que es susceptible la enseñanza (fragmentos)
Todos convienen en que la enseñanza primaria es en el día un bien tan apetecible y una condición tan precisa en los pueblos cultos modernos como el mismo alimento material con que se nutren. Es también el instrumento más poderoso de atraso o de adelanto moral e intelectual que se conoce, según sea mala o buena la dirección que se le dé. Nadie más interesado, por lo tanto, que el gobierno de los pueblos, en evitar las pésimas consecuencias que acarrearía la enseñanza primaria si se apoderase de ella, como ha sucedido ya, la perfidia y la mala fe, o si, por falta de recursos, cayese, como sucede hoy entre nosotros, en un mortal desmayo, y dejase en la ignorancia y con los aborrecibles resabios que la acompañan, cuando se aduna (sic) con la miseria, a los hombres a quienes deberían sacudir las potencias mentales siquiera, ya que no les mejorase la voluntad. Y he aquí una ventaja incalculable para el gobierno: el prevenir las revoluciones. Porque no hay gente más manipulable, levantisca y ocasionada a revueltas y alborotos que un pueblo ignorante, y por supuesto pobre y probablemente corrompido […]
Con un plan de enseñanza pública primaria, formado y costeado exclusivamente o en su mayor parte por el gobierno, puede éste inculcar desde temprano en el ánimo del pueblo ideas y sentimientos nacionales, en armonía con las instituciones reinantes, evitándose con esto aquel conflicto duro y doloroso en que se han visto y se ven en este siglo provincias y naciones enteras, en abierta contradicción, por sus opiniones, con las leyes y los sistemas políticos que las gobiernan: espantable y repugnante divorcio, origen fecundo de las calamidades y desventuras de nuestra época. ¡A cuán poca costa se hubieran evitado estas desgracias si con tiempo se hubiera establecido con la centésima parte de los tesoros que luego se desperdician en las revoluciones, un plan de escuelas y colegios, o universidades, servidas por maestros honrados y discretos, que fuesen propugnando con amor y persuasiva eficacia la cultura moral y cívica en todos sus alumnos.
La moralidad vendrá en pos o acompañada de instrucción, con este sistema de escuela; y cada una de ellas vendrá a ser un foco, aunque pequeño, vivo y permanente, de virtud y de ilustración, que irá esparciendo paso a paso, junto con otros recursos y por las clases más menesterosas y por todos los rincones de nuestra Isla, las ideas más sanas y conservadoras de la civilización moderna, junto con sus instituciones.
De la serie Pensamientos Cubanos, de Enrique Collazo