google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Nuevo Humanismo (I)

domingo, 10 de enero de 2010

Nuevo Humanismo (I)

Ego sum, ergo cogito

El principio de Descartes no es errado sino engañoso, porque obvia la evidencia de su prioridad lógica. El Cogito ergo sum supone que el hecho de pensar es prueba suficiente de la existencia, pero se ha enseñado que en vez de eso la condiciona.

El error proviene del humanismo moderno, cuya naturaleza filosófica se sobrepuso al mejoramiento económico preconizado por el capitalismo italiano. No es extraño que en tales ambigüedades Descartes sobrepusiera el idealismo platónico al realismo aristotélico, que es lo que ha marcado a ese humanismo; con la consiguiente prominencia del intelectualismo filosófico y su modelo en el perfeccionismo de La República de Platón. Es a ambigüedades como esas que debemos modelos como la Utopía de Tomás Moro, que prefiguraba el gulag soviético y la colectivización socialista con su carga de violencia, ferozmente sostenida por todo lo que se dice progresismo.

Es por eso que se impone una nueva visión humanista que rescate los valores conservadores, con los que por fin se equilibre esa balanza enloquecida. Un conservadurismo que resguarde al individuo en vez de imponerle modelos absurdos; que en vez de imponerle una idea del éxito banal le permita la realización personal en base a su propia creatividad y sus valores. Por eso es que un Nuevo Humanismo se atreve a la corrección y afirma Ego sum, ergo cogito. Porque ya no hace falta prueba lógica del existir, que es evidente, sino desplazar ese aparente condicionamiento suyo a su naturaleza consecuente.

El Humanista

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