por Armando Añel
Ayer en este blog, a propósito de un ataque de clones del “ultranacionalismo puntoCON” –para utilizar una terminología cedida por Carlos Scholkow—, y que consistía básicamente en pegar comentarios idénticos continuamente, Jorge Salcedo nos llamaba la atención sobre el hecho de que se trata de “una práctica de sabotaje”, por lo cual es “legítimo bloquear el IP de quienes se dedican a esto”. José Luis Sito, por su parte, apuntaba un elemento interesante: “Ya se conocen mejor ciertos personajes de la blogosfera (…) y ese es, precisamente, uno de los intereses en no moderar ni censurar: que se dan a conocer estas prácticas resentidas. Es un método didáctico y revelador, como cuando se revela el negativo de una fotografía”.
Entendemos la posición de Salcedo y de algunos lectores a los que pudieran preocupar, o resultar desagradables, estos ataques. Pero lo que no haremos es reproducir las prácticas por las que dejamos atrás el país que nos vio nacer. Salimos de Cuba para que no nos bloquearan, ni censuraran, ni moderaran, ni circularan, ni coartaran. Agradecemos a Salcedo, y a nuestros lectores, su preocupación, que sabemos legítima y lógica. Pero en Cuba Inglesa, y cabe aclarar esto, nunca se bloquearán, ni exhibirán, ni perseguirán IPs.
Por otro lado, tenemos manera de neutralizar estas andanadas puntoCON, en caso de que se reproduzcan más allá de un tiempo razonable, sin necesidad de recurrir al bloqueo, o la censura, o la moderación de comentarios (extremo que, como hemos dicho en otras oportunidades, aunque quisiéramos, que no queremos, no estamos en condiciones de abordar). Pero primero va a ser divertido constatar cómo este agente, que puede ser más de uno, dedica horas y horas de su tiempo, de su vida, a ejercer aquí el corta y pega. Tenemos que reconocerlo, y tal vez hasta sea un hándicap: somos ligeramente sádicos en este sentido.
Aporto un dato, si se quiere, curioso: luego de que se desencadenaran estos ataques, ayer en la noche, aumentó sensiblemente el tráfico del blog. Con lo cual puede decirse que, indirectamente, quien se dedica a estos menesteres trabaja a favor de Cuba Inglesa. Puede que todo este show genere morbo, o solidaridad.
En cualquier caso, rogamos a nuestros lectores que aborden las próximas jornadas puntoCON, si las hubiera, con espíritu reflexivo y/o lúdico; parafraseando a Sito, se trata de un espectáculo didáctico, aunque en una primera aproximación pueda molestar a algunos amigos. Como decía ayer un comentarista anónimo, “son ruidos de la ciudad”. Hemos dicho más de una vez que concebimos Cuba Inglesa, más que como una casa, como una carretera o boulevard abierto al tránsito en todas direcciones, o ya desmarcándonos hacia el futuro, como Lilypad, la ciudad flotante. Para que el mundo sea mundo, para que Lilypad flote, tiene que haber de todo. Incluso dementes.