Roberto Lozano:
Una revolución social ocurre cuando cambian radicalmente y en un corto periodo de tiempo:
1) las relaciones sociales de producción y de propiedad; 2) el ordenamiento de clases; 3) los mitos de la sociedad; 4) la movilización de las masas. Todo lo anterior lleva a una transformación estructural radical de la sociedad. Todo esto ocurrió en Cuba en el periodo 1959-68, no tiene nada que ver con la interpretación histórica o con dejar que nos controlen el lenguaje. Yo sí pongo en duda la existencia de la revolución a partir de 1968, cuando termina la transformación estructural. Seguir hablando hoy de una revolución permanente es una falacia.
Anónimo:
Por supuesto, hablar de 52 años de revolución es un contrasentido. No habría cementerio para tanto muerto. Ni los mejicanos con su PRI, que habla de revolución institucional. Ya después del 68 el nuevo orden quedó establecido; pero la mitología sobre la que se funda mantuvo su vigencia, al alargarse como un proyecto transnacional. Eso no puede olvidarse, hubo retroalimentación al alargar el conflicto más allá del país, apropiándose de todo el conflicto internacional [África, Vietnam, América Latina]. La revolución cubana pasó a ser un mito por completo, pero en ese sentido mantuvo su vigencia, que es la que legitima sus instituciones, aunque sea a partir de la violencia permanente y la coerción.
Jorge Salcedo:
Roberto, desgraciadamente para los sociólogos y otros profesionales de las humanidades, las palabras no significan lo que ellos determinan en su cátedra, sino lo que determina el uso que le dan los hablantes. Para esa comunidad de hablantes que llamamos los cubanos, La Revolución es un ente volitivo, un agente de cambios, un sujeto transformador y, sólo luego, de un modo derivado, las transformaciones realizadas por ese ente. Si la Revolución fuese lo que usted dice, uno tendría que escandalizarse cuando alguien afirma que la Revolución construyó una escuela y un hospital en tal poblado, o que fulano traicionó a la Revolución. Es imposible traicionar el cambio en “1) las relaciones sociales de producción y de propiedad; 2) el ordenamiento de clases; 3) los mitos de la sociedad; 4) la movilización de las masas”, pero sí se puede traicionar a quien realiza esos cambios. Según la mitología castrista, es el pueblo creador quien ha realizado esos cambios y Fidel no es más que un instrumento del pueblo. Traicionar a la Revolución es traicionar al pueblo; traicionar a Fidel es traicionar al pueblo, ser un apátrida, etcétera. Creo que mi definición de Revolución Cubana, no la vuelvo a repetir aquí, describe mejor este fenómeno.