“Con Jung aprendí que dentro de la gran tradición cristiana y politeísta occidental uno debe trabajar espiritualmente, o psicológicamente si quieres un término moderno al uso, desde su contexto cultural más inmediato y telúrico. Que los dioses y demonios son o pudieran ser muy locales y domésticos y que, por ejemplo, un alemán, que cuenta con el acervo del dios Wotan y los poderosos espíritus de la Selva Negra, más lo cristiano, convertido al islamismo puede resultar además de absolutamente ridículo, absolutamente ineficaz y hasta perjudicial. Que un cubano, que cuenta con el acervo del dios Obbatala y los poderosos espíritus del Monte, más lo cristiano, convertido al budismo y la contemplación puede resultar además de absolutamente ridículo, absolutamente ineficaz y hasta perjudicial.
“Un hipotético cubano budista pudiera decirle a otro paisano: ¡Oye, asere, te salvaste que lo mío es contemplación y nirvana y eso, que yo sí no estoy en ninguna sonsera de esas de la guapería, si no te iba a reventar la cara dura esa a ver si aprendes a buscar la iluminación!”
Armando de Armas entrevisto por Denis Fortún