El sábado pasado se cumplió un año de que se colocara el primer post en Cuba Inglesa. Es ahora que caemos en la cuenta –teníamos a marzo en la cabeza, que en realidad fue el mes en que se comenzó a postear con regularidad en esta página— y, sin embargo, para celebrarlo, quizás sea mejor hablar del “primer post de Cuba Abierta”. Porque más que “inglés”, este ha sido un espacio abierto a todos, en disposición de acoger y debatir la opinión de todos.
Muchos así lo han comprendido, y es a ellos, en primer lugar, a los que cabe felicitar. Otros aún se niegan a entender que en este blog hay espacio incluso para sus detractores. La vehemencia de ciertos ataques contra Cuba Inglesa, en las últimas semanas, constituye una señal en este sentido, y una señal de doble vía: por un lado, aquellos que han captado la naturaleza inclusiva de este portal, en toda su dimensión, simplemente se han dado a aprovecharla; por el otro, quienes se resisten a abandonar sus atalayas, en la tradición sectaria que tantos dolores de cabeza nos ha traído a los cubanos, han descubierto que lo de inclusivo va en serio, y les rechinan los dientes. No pueden concebir que en un escenario abierto a la diversidad convivan, sin necesidad de dialogar o rendirse pleitesía, el moderno y el tradicional, el liberal y el conservador, el nacionalista y el ciudadano del mundo.
Pero es que no hay otra manera de construir un país, un proyecto de nación. No se puede echar al mar al diferente o hundir a bombazos, en medio del océano, el barco de los que piensan distinto. De manera que en Cuba Inglesa no censuramos ni nos casamos, informativamente hablando, con ningún postulado o tendencia. No somos casa de nada. Somos, o aspiramos a ser, la vía pública. Una suerte de remedo virtual de lo que podría llegar a resultar, algún día, una Cuba abierta. Gracias a ustedes.