
Muchos así lo han comprendido, y es a ellos, en primer lugar, a los que cabe felicitar. Otros aún se niegan a entender que en este blog hay espacio incluso para sus detractores. La vehemencia de ciertos ataques contra Cuba Inglesa, en las últimas semanas, constituye una señal en este sentido, y una señal de doble vía: por un lado, aquellos que han captado la naturaleza inclusiva de este portal, en toda su dimensión, simplemente se han dado a aprovecharla; por el otro, quienes se resisten a abandonar sus atalayas, en la tradición sectaria que tantos dolores de cabeza nos ha traído a los cubanos, han descubierto que lo de inclusivo va en serio, y les rechinan los dientes. No pueden concebir que en un escenario abierto a la diversidad convivan, sin necesidad de dialogar o rendirse pleitesía, el moderno y el tradicional, el liberal y el conservador, el nacionalista y el ciudadano del mundo.
Pero es que no hay otra manera de construir un país, un proyecto de nación. No se puede echar al mar al diferente o hundir a bombazos, en medio del océano, el barco de los que piensan distinto. De manera que en Cuba Inglesa no censuramos ni nos casamos, informativamente hablando, con ningún postulado o tendencia. No somos casa de nada. Somos, o aspiramos a ser, la vía pública. Una suerte de remedo virtual de lo que podría llegar a resultar, algún día, una Cuba abierta. Gracias a ustedes.