La farsa revolucionética

por Armando Añel

Días atrás supe por un anónimo, en este mismo blog, que mi firma aparecía estampada en una carta abierta en apoyo al castrismo, generada en Europa. Dado que no me considero un personaje público y mi nombre carece de peso mediático, intuí que la inclusión respondía, más que a una estrategia de los organizadores, a una suerte de “trastada” de alguien víctima de vaya usted a saber qué irrefrenables instintos. Luego supe que la firma de Ignacio T. Granados también aparece en el panfleto, según me dicen, incluso repetida. Tampoco esa firma es legítima.

Pero lo anterior no es más que una introducción inevitable para afirmar lo que sigue: La referida carta (clic aquí), que ya reúne más de diez mil firmas, carece por completo de credibilidad. Si sabemos de dos firmas falsas, puede haber decenas, cientos, incluso miles. Y si los coordinadores se niegan a retirar aquellas que no son legítimas, estamos ante una tomadura de pelo de a tres por cuarto. Y digo esto último porque hace más de una semana envié, infructuosamente, una nota al email de quien supuestamente está a cargo, correo con copia, pidiéndole que retirara mi firma, que había sido incluida sin mi conocimiento.

Vírese como se vire, la carta es un bodrio, y cuando menos varias de las firmas que la sustentan son falsas. El amago, todo, constituye una maniobra más de “enredo y disimulo”, de esas a las que son tan dadas las Fuerzas Armadas Revolucionéticas (FAR).