google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: El hipercrítico made in Cuba

miércoles, 2 de junio de 2010

El hipercrítico made in Cuba

por Ignacio T. Granados

Uno de los problemas de la política cultural cubana es que da realidad a los demonios modernos. Le otorga sustancia a ese poder fáustico del enciclopedismo y la fe en la razón, que es totalmente irracional. El carácter compulsivo de esa fe moderna en la Razón resulta demasiado enjundioso para tratarlo, pero la maldición que eso significó en los programas de la política cultural cubana es algo más inmediato, y permite el acercamiento. Es el caso de la educación masiva y la promoción de las artes a nivel popular, que como principio parece algo bueno o positivo, pero que no tiene en cuenta el factor del interés individual, lo que es lógico, porque su diseño es colectivista.

Así, todos esos programas faraónicos de la cultura oficial cubana, con su énfasis en la formación, desconocieron la profundidad del individuo, cuyos intereses divergen en forma proporcional a su individualidad, sin que razón alguna los inmute. De ahí esa consecuencia del igualitarismo que es el igualado, el que piensa que tiene criterio suficiente para enfrentar lo que encuentre; un acto de arrogancia sin igual, y que obliga a los autores a fingir una modestia que detestan, víctimas de su propio convencionalismo. Una persona desinteresada, de pronto, se ve empujada a interesarse en algo porque es lo que está bien; y ya ese acercamiento, que empuja la sensibilidad en un sentido que no le interesa, es necesariamente hipercrítico. El ejemplo perfecto es el del contrarrevolucionario obligado a consumir los discursos y reflexiones del jefe; pero ese mismo ejemplo es el de las exposiciones a las que está bien ir, el de los criterios que está bien oír.

Quizás un día, y como parte de nuestro proceso de maduración, encontremos la libertad de desinteresarnos, de no ir a una presentación, de no leer determinado libro, de no preferir determinado autor. El mundo no sólo sería más amplio, incluyendo los disímiles intereses de sus disímiles individuos; también, probablemente, sería más pacífico, con tantas almas tan poco violentadas en sus intereses.

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