El partido clave del día, México contra Francia, deparó una pequeña sorpresa a la mayoría de los entendidos (salvo, quizás, a los propios mexicanos). Victoria azteca de 2-0. Sin demeritar el esfuerzo de los triunfadores, pareció como si los galos jugaran a media máquina. Un equipo apático que confirmó los insistentes rumores a su alrededor: el divorcio entre el técnico Domenech y sus pupilos, o una parte de sus pupilos, se reflejó en el terreno clamorosamente. Francia hizo como que jugaba y México se empleó a fondo, más allá de sus habituales imprecisiones y carencias. En consecuencia, el resultado fue el justo.
A primera hora, Argentina ejecutaba limpiamente a Corea del Sur (4-1) con triplete de Gonzalo Higuaín, quien confirma sus chances de alzarse con el trofeo de líder goleador del Mundial. Con Messi y Tévez por detrás, las oportunidades se le pintan solas.