“No se le perdonan ciertas cosas a Reinaldo Arenas, su militancia política, su abierta homosexualidad, sus injurias, pero sobre todo cuesta perdonarle su enorme talento, su entrega sacerdotal a la literatura y su éxito. No es muy fácil digerir que aquel hombre sin cátedra alguna, para colmo separado de la escuela de letras, que escribía salvajemente, con errores ortográficos en sus primeras novelas, escasamente pulido siempre, sea uno de los más grandes escritores cubanos de todos los tiempos”.
Carlos Velazco
Carlos Velazco