Desde la sombra escudriño las siluetas, los vestigios, la marcha silente de los corderos, el brillo del asediado, un reloj que tuerce su rostro.
El sudor del gozo no es suficiente
para calmar ciertas ansiedades.
La luz de la mañana no disuelve la oscuridad de la noche.
He llegado hasta aquí,
hasta este punto y aparte
en busca de un punto y unido.
Ya es tarde, tan tarde.
Se agrieta la virginidad de un cuerpo desnudo.
Ciertas inmovilidades nadan en su transparencia sutil.
Todo es universal, todo es local,
todo es interno, fatuo, un espejismo.
Al hallar la sombra encontramos la luz y no es su opuesto.
Un día lo sabremos todo,
pero ya no nos servirá de nada saberlo.