“El escritor tiene la virtud de apoderarse de otras vidas, de recrearlas e incorporarlas a su yo creativo. En el manifiesto surrealista, Breton consigna: “Imaginación, lo que más me gusta de ti es que no perdonas”. La literatura es un espacio único donde se permite abolir las fronteras, al menos, las del imaginario creativo. La literatura, y el arte en general, corroboran y exponen esa realidad oculta que es la multiplicidad del yo participando en un solo individuo, tal como lo hizo Pessoa con sus heterónimos y Borges en su afán de poseer la otredad con personajes reales y ficticios, para así ser “ese hombre que es todos los hombres”.
Joaquín Gálvez entrevisto por Rita Martin en Grafoscopio