De acuerdo con el anónimo 13:32, el cual expresa que el post Memoria y libertad “es un análisis moral y no antropológico sobre el valor de la memoria, y por eso es ideológico. Es retórico porque se basa en valores presupuestos en un ideal, y por tanto es un discurso idealista. La memoria es la base del desarrollo en tanto provee la experiencia necesaria. Nadie puede anclarse en la historia, pero es de tontos obviar la historia. Ni tan tan ni muy muy, sentido común antes que bellas palabras”.
Si de lo antropológico se trata, la libertad no es un fenómeno que pueda discernirse sin que esté implicado quien la ensaya. Y por lo general, todas las tentativas de expresar un concepto, un ensayo sobre libertad, parten de la separación entre el sujeto, la memoria y la libertad. La libertad no es un objeto en sí que pueda ser reducido a un objeto de conocimiento. No basta que pueda ser llevado a una explicación teórica y ensayística por el estilo, pero aun así eminentes teóricos han asumido como base, para explicar la libertad, la experiencia de la memoria.
Al ver a un pájaro volar y cantar sabemos que lo hace sin que medie memoria alguna, sin que intervengan conocimiento y saber. El pájaro canta porque existe para él un espacio de libertad; y Juan Ramón Jiménez, el poeta español, tiene razón cuando simboliza con un pájaro la libertad. El vuelo del pájaro no deja rastro. Kafka tiene razón también cuando transforma a un ser humano en un escarabajo. Los escarabajos no dejan rastro en su andar. Pájaro y escarabajo son símbolos vivientes de la más significativa libertad: como al hombre se le hace imposible volar, cantar y danzar, e incluso caminar con libertad, que es lo mismo que no tener espacio para la libertad, solo le parecen soluciones dos cosas: la esperanza y el suicidio de acabar con la vida.
¿Por qué? Juan Ramón dice que debido a la carga excesiva de memoria acumulada, el hombre permanece siendo el mismo, la misma mente podrida, y, desde luego, se aburre de sí mismo y de lo mismo. No es que la memoria sea desechada, sino puesta en su lugar ideal. La memoria tiene una función utilitaria, por eso entra en lo moral y lo cultural. Pero no es una perspectiva adecuada vivir bajo el influjo de la memoria. El mundo es una larga continuidad de tradiciones y cultura. ¿Creen ustedes que ese influjo de memoria ha mejorado la aptitud creadora del hombre? Kafka dice que no; al contrario, la perversión cultural viene dada por ese orden de continuidad de la cultura. Spencer visualiza una profunda decadencia moral en Occidente a causa del desgaste moral y ético de las culturas.
Ahora bien, para cambiar la perspectiva el hombre tiene que sufrir una transformación absoluta. O bien se convierte en un pájaro, o bien en un escarabajo. Es simplemente coger la idea y comprender la situación. ¡Ya basta de teorizar! El hombre tiene que asumir técnicas de transformación humanas para cambiar el estado de penuria espiritual en que vive su modernidad.
El énfasis de Kafka en la narración sobre La Metamorfosis es meramente indicativa; a Kafka no le interesa en absoluto teorizar, responder y argumentar sobre cómo y por qué Gregorio se transformó en escarabajo. Todos los que estaban allí, hermana, papá, mamá y el empleador, se preocupaban sobre el por qué de esa mutación insólita. Todos preguntaban, racionalizaban y argüían. En un momento dado, el propio Gregorio dudó y se preguntó también sobre el cambio sufrido. Pero esa no es la intensión esencial del relato de Kafka. No es preguntar y argumentar. No es un cuento argumentativo. Se trata de la libertad. Del derecho natural humano de nacimiento. No es el por qué lo que lleva a Kafka a narrar el hecho, sino lo trabajoso que le resulta a Gregorio hallarse en medio de una transformación existencial. Es sobre la realidad y no sobre el sueño del parto de la libertad. El énfasis en el relato se dirige sutilmente a enfatizar la dificultad corporal de Gregorio, que no puede moverse libremente y ponerse en el lugar adecuado para alistarse e ir al trabajo. Del sueño a la realidad, porque toda comprensión teórica de la libertad es un sueño. En gran parte de la narración no existen preguntas, sino acción y forcejeo para liberarse. Las preguntas van desapareciendo por sí mismas a medida que avanza el relato. Se trata de un relato basado esencialmente en técnicas de transformación.
Los por qué, las dudas, las preguntas, van construyendo el espacio de la memoria. Argumentación, análisis, preguntas, dudas: montañas de memorias. Y la memoria va ejerciendo un contrapeso tan grande en la ingravidez humana, en el deseo de volar, en el espacio de libertad, que la manifestación más clara se reduce a bellos cementerios ambulantes. Cuando Gregorio oye hablar a su familia desde una esquina de su cuarto, está oyendo hablar a cadáveres que habitan en el cementerio que es su casa.
Por mucho que se hable del por qué de libertad, se está acudiendo a la memoria y al pensamiento lógico. Entonces la serpiente se muerde la cola. A no ser que un ser humano se convierta en un poeta, en un escarabajo, su canto no será el de la libertad. He contrapuesto memoria/libertad tomando en cuenta que la libertad ha sido reducida a un conocimiento expresivo, a un ejercicio expositivo. Cuando del ejercicio de la libertad se van creando nuevas memorias --y esto es lo que está sucediendo-- estamos asistiendo a un suicidio espiritual.
Si de lo antropológico se trata, la libertad no es un fenómeno que pueda discernirse sin que esté implicado quien la ensaya. Y por lo general, todas las tentativas de expresar un concepto, un ensayo sobre libertad, parten de la separación entre el sujeto, la memoria y la libertad. La libertad no es un objeto en sí que pueda ser reducido a un objeto de conocimiento. No basta que pueda ser llevado a una explicación teórica y ensayística por el estilo, pero aun así eminentes teóricos han asumido como base, para explicar la libertad, la experiencia de la memoria.
Al ver a un pájaro volar y cantar sabemos que lo hace sin que medie memoria alguna, sin que intervengan conocimiento y saber. El pájaro canta porque existe para él un espacio de libertad; y Juan Ramón Jiménez, el poeta español, tiene razón cuando simboliza con un pájaro la libertad. El vuelo del pájaro no deja rastro. Kafka tiene razón también cuando transforma a un ser humano en un escarabajo. Los escarabajos no dejan rastro en su andar. Pájaro y escarabajo son símbolos vivientes de la más significativa libertad: como al hombre se le hace imposible volar, cantar y danzar, e incluso caminar con libertad, que es lo mismo que no tener espacio para la libertad, solo le parecen soluciones dos cosas: la esperanza y el suicidio de acabar con la vida.
¿Por qué? Juan Ramón dice que debido a la carga excesiva de memoria acumulada, el hombre permanece siendo el mismo, la misma mente podrida, y, desde luego, se aburre de sí mismo y de lo mismo. No es que la memoria sea desechada, sino puesta en su lugar ideal. La memoria tiene una función utilitaria, por eso entra en lo moral y lo cultural. Pero no es una perspectiva adecuada vivir bajo el influjo de la memoria. El mundo es una larga continuidad de tradiciones y cultura. ¿Creen ustedes que ese influjo de memoria ha mejorado la aptitud creadora del hombre? Kafka dice que no; al contrario, la perversión cultural viene dada por ese orden de continuidad de la cultura. Spencer visualiza una profunda decadencia moral en Occidente a causa del desgaste moral y ético de las culturas.
Ahora bien, para cambiar la perspectiva el hombre tiene que sufrir una transformación absoluta. O bien se convierte en un pájaro, o bien en un escarabajo. Es simplemente coger la idea y comprender la situación. ¡Ya basta de teorizar! El hombre tiene que asumir técnicas de transformación humanas para cambiar el estado de penuria espiritual en que vive su modernidad.
El énfasis de Kafka en la narración sobre La Metamorfosis es meramente indicativa; a Kafka no le interesa en absoluto teorizar, responder y argumentar sobre cómo y por qué Gregorio se transformó en escarabajo. Todos los que estaban allí, hermana, papá, mamá y el empleador, se preocupaban sobre el por qué de esa mutación insólita. Todos preguntaban, racionalizaban y argüían. En un momento dado, el propio Gregorio dudó y se preguntó también sobre el cambio sufrido. Pero esa no es la intensión esencial del relato de Kafka. No es preguntar y argumentar. No es un cuento argumentativo. Se trata de la libertad. Del derecho natural humano de nacimiento. No es el por qué lo que lleva a Kafka a narrar el hecho, sino lo trabajoso que le resulta a Gregorio hallarse en medio de una transformación existencial. Es sobre la realidad y no sobre el sueño del parto de la libertad. El énfasis en el relato se dirige sutilmente a enfatizar la dificultad corporal de Gregorio, que no puede moverse libremente y ponerse en el lugar adecuado para alistarse e ir al trabajo. Del sueño a la realidad, porque toda comprensión teórica de la libertad es un sueño. En gran parte de la narración no existen preguntas, sino acción y forcejeo para liberarse. Las preguntas van desapareciendo por sí mismas a medida que avanza el relato. Se trata de un relato basado esencialmente en técnicas de transformación.
Los por qué, las dudas, las preguntas, van construyendo el espacio de la memoria. Argumentación, análisis, preguntas, dudas: montañas de memorias. Y la memoria va ejerciendo un contrapeso tan grande en la ingravidez humana, en el deseo de volar, en el espacio de libertad, que la manifestación más clara se reduce a bellos cementerios ambulantes. Cuando Gregorio oye hablar a su familia desde una esquina de su cuarto, está oyendo hablar a cadáveres que habitan en el cementerio que es su casa.
Por mucho que se hable del por qué de libertad, se está acudiendo a la memoria y al pensamiento lógico. Entonces la serpiente se muerde la cola. A no ser que un ser humano se convierta en un poeta, en un escarabajo, su canto no será el de la libertad. He contrapuesto memoria/libertad tomando en cuenta que la libertad ha sido reducida a un conocimiento expresivo, a un ejercicio expositivo. Cuando del ejercicio de la libertad se van creando nuevas memorias --y esto es lo que está sucediendo-- estamos asistiendo a un suicidio espiritual.