google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Cuba, sobre los lineamientos económicos

viernes, 14 de enero de 2011

Cuba, sobre los lineamientos económicos

por Roberto Lozano

Los nuevos lineamientos en Cuba no son malos per se, sólo expresan una quimera, cómo la nomenclatura cubana quisiera que marcharan las cosas. Hay muy poco que criticar en cuanto a la intención económica de los mismos. Se intenta descentralizar disminuyendo la influencia del gobierno central a favor de las provincias y se aspira a otorgar mayor autonomía empresarial. Pero aun el Estado mantiene su control sobre las “alturas dominantes” de la economía, de tal forma que con sus grilletes impositivos y regulatorios impedirá que el mercado haga su trabajo y rehaga la estructura económica.

En la mayoría de las economías modernas estos lineamientos son innecesarios, ya que las empresas persiguen la rentabilidad. Si no, sencillamente quiebran. Aunque han existido excepciones alrededor de mega-compañías, como el reciente caso de la General Motors. El Estado usualmente se dedica a ejercer de regulador desde afuera, sin escoger ganadores ni perdedores. En cambio, en la economía cubana se sabe de antemano quiénes serán los ganadores. Así que, a pesar de los lineamientos, no habrá quien substituya la administración estatal, ya que no se va a permitir la concentración de la propiedad. La estructura monopólica continuará inalterable.

Por otro lado, el control de la jerarquía militar también persistirá. Es decir, los cubanos continuarán “disfrutando” de un capitalismo mucho más disfuncional que el de sus vecinos latinoamericanos, ya que el suyo no sólo resulta oligárquico, sino también monopólico y, para colmo, de Estado. En el fondo, lo único que ha hecho el castrismo es atenuar relativamente el sistema de penalidades para que la gente tenga más incentivos para trabajar, tratar de sustituir importaciones y aumentar la producción de alimentos para lograr la auto-sostenibilidad y que no se agoten las reservas de divisas depositadas por la nomenclatura en Suiza. Pero todo ello sin permitir que el mercado decida qué se produce, cómo y por parte de quién, por lo cual continuarán las decisiones arbitrarias sobre dónde se debe invertir, sin tener en cuenta la competitividad ni las ventajas comparativas de la economía. De ahí que no puedan generarse verdaderas soluciones estructurales por medio de los potenciales empresarios y de la influencia del mercado internacional. Cuba va a seguir cerrada a la competencia, protegiendo unos monopolios que producen para un mercado cautivo.

Una analogía para la situación actual sería la siguiente: han dado la orden de evacuar toda el agua de la sentina para que no se hunda el barco. También han mandado a pescar más y que se mejore la paga de los marineros, pero los mismos capitanes ineptos siguen en el camarote contando y recontando un tesoro que disminuye cada año. Una vez más anuncian un ajuste de ruta para arribar a esa terra incógnita llamada “socialismo”. Mientras, el viaje continúa con el mismo barco desvencijado y las mismas velas y aparejos de hace cinco décadas. Además de contar con un capitán con alma de pirata al que se le acabaron las naves para abordar, y la sapiencia para rectificar.

Ningún lineamiento va a reestructurar el barco, a no ser que se regrese a puerto y se acepte, antes de que pueda ocurrir la remodelación del velero, de mano de la libertad económica y del mercado, que el viaje es al capitalismo moderno y competitivo, como en China. Pero primero habría que aceptar que lo que se tiene entre manos es un capitalismo de Estado chapucero, que no genera riqueza. Y reconocer, como Den Xiaoping, que “enriquecerse es glorioso”.

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