por José Luis Sito
Es prioritario politizar la cuestión cubana. Claro que hago una diferencia entre la política y lo político.
Quiero decir, por ejemplo, que la cuestión económica es una cuestión política. Es precisamente lo que hace El Analista en Comentario del Día, ya que da a entender que hasta que el pueblo cubano no obtenga los medios económicos, las capacidades materiales, para manifestarse como sociedad civil organizada, no habrá posibilidad de cambiar de régimen político, o será muy complicado. Por eso es curioso que hable de despolitizar, cuando hubiera, al contrario, que politizar la cuestión.
En realidad El Analista nos da una respuesta a lo que parece una contradicción cuando dice: “Yo soy de los que creo que a veces la pasión en política no conduce a ningún lado”. Me parece que cuando El Analista habla de “despolitizar”, de hecho está hablando de desapasionar. Y es cierto que se necesita desapasionar urgentemente el debate, desapasionar la cuestión cubana, desapasionar los modos de convivencia entre cubanos, dentro y fuera de Cuba. Desapasionar entre los anticastristas y también entre los castristas y anticastristas. O sea, comprender de una vez por todas que la pasión y la exacerbación de los sentimientos no son razón. Se necesita urgentemente razonar y racionalizar la cuestión cubana, y politizarla.
Y como bien dice Ernesto Menéndez-Conde, “la despolitización es otra manera de hacer política”. Dicho de otra forma: desapasionar es otra forma de hacer política. Por eso considero terriblemente nefastas a las personas que sólo piensan en términos de enfrentamientos y de colisiones. El diálogo, la reconciliación o la discusión son necesarios, vitales. Aunque hay que resistir, emplear los medios de resistencia posibles y necesarios para obtener la libertad. Pero manteniendo esa apertura, esa capacidad de lo abierto.
Hay que volver a lo político, es decir, como sujetos capaces de discutir sobre lo justo y lo injusto. Y esto no tiene nada que ver, en la situación actual, con si soy de derechas o de izquierdas, liberal, democristiano o comunista. Estas cuestiones de la política por el momento son completamente ridículas.
Existe una meta, la libertad de Cuba, y diferentes métodos de lucha, como diferentes actores. Pero lo importante es distinguir entre lo que une o separa, lo que es válido o nefasto, lo que es una forma de resistencia o una locura. Y apartarse de ello, que es contraproducente.