google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Jorge Salcedo
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lunes, 5 de julio de 2010

La discordia como patrón de convivencia

“Yo no sé si la República murió de discordia o no y estoy un poco viejo para hacer afirmaciones demasiado rotundas sobre lo que no sé. Pero sospecho que sí, que la República murió de discordia. No hablo de la discordia como una "oposición, desavenencia de voluntades u opiniones", que dice el diccionario, ni como el enfrentamiento, la crítica, las disputas necesarias e inevitables en cualquier sociedad libre y plural. Hablo de la discordia como modelo o patrón continuo de convivencia, como una actitud de rechazo y negación total del oponente, como un estilo de interacción, de vida social donde la medida de la victoria es la anulación del adversario”.

Jorge Salcedo en su blog

martes, 6 de abril de 2010

Sobre las figuras públicas en la campaña OZT

por Jorge Salcedo

Ayer pasé por Cuba Inglesa y vi el revuelo armado en el post de Regueral a propósito de las figuras públicas destacadas por la campaña #OZT: Yo acuso al gobierno cubano. No he tenido mucho tiempo para revisar los blogs —y ninguno para el mío— desde que comenzó la campaña; no puedo ocuparme de rumores ni calumnias, pero sí responderé a las críticas e intentaré aclarar cualquier malentendido.

El criterio empleado por nuestra campaña para juzgar quién es una figura pública se explica casi por su propio nombre. Hemos señalado a aquellos individuos con una presencia pública en el ámbito de una sociedad determinada, ya sea a través de su arte, su escritura, su política, su activismo social… En un comienzo, la carta salió con los nombres de unos cuantos artistas, políticos y escritores cubanos, y la sociedad en mente era, primeramente, la nacional. Luego entraron personalidades muy conocidas en Iberoamérica o en el mundo entero. Algunas de ellas (Vargas Llosa, Almodóvar, Andy García, Herta Müller, por ejemplo) son celebridades, no sólo figuras públicas. Pero la nuestra, como su título indica, no es una lista de celebridades.

Hemos sido más flexibles a la hora de incluir figuras públicas cubanas. Es el ámbito en el que se da la iniciativa, en el que nos movemos, en el que nos conocemos mejor. Muchos, por no decir la mayoría, de los que satisfacen el criterio de figuras públicas nacionales, no lo satisfacen a nivel regional o mundial. En el ámbito nacional, unos son más conocidos que otros, eso es inevitable. Para complicar más las cosas, tenemos la dislocación de nuestra cultura en Cuba adentro y Cuba afuera.

Con los presos y ex presos políticos, con los disidentes u opositores cubanos hemos sido todavía más inclusivos. Por ejemplo, incluimos como figuras públicas a todas las Damas de Blanco que han firmado la carta, aunque el nombre de muchas de ellas por sí solo no le diga nada a nadie. Creo que éstas son decisiones justificadas, aunque no sean aplicaciones ortodoxas del criterio establecido.

En cuanto a las figuras públicas que han firmado directamente y no han sido marcadas como tales, les ruego que sean menos susceptibles. Nos pasa todos los días con gente muy conocida, inclusive con algunos a quienes hemos solicitado su firma personalmente. Son más de 45 mil firmas al momento y nuestra primera prioridad es comprobar su autenticidad (hay muchas firmas falsas, “chistosas”, incompletas, que lleva tiempo purgar, completar, verificar…). Siete u ocho miembros del equipo trabajamos en esto de manera voluntaria, sacando tiempo del trabajo, la familia, el sueño. Tampoco hay que creer que todos y cada uno de nosotros conocemos a todas y cada una de las figuras públicas nacionales y extranjeras. Si se nos va algo, escríbannos y responderemos o tomaremos acción, aunque no lo hagamos inmediatamente. Más allá de las firmas, hay muchas otras cosas que atender en la campaña.

Por último, nadie está juzgando la calidad del trabajo que hacen las figuras públicas incluidas en la lista. Aquí hay escritores, políticos, artistas, activistas para todos los gustos y disgustos imaginables. También científicos, empresarios, profesionales de primera, que no son figuras públicas, dicho sea de paso. Nuestra intención al incluir las figuras públicas no fue hacer una piñita ni promover a los socios, como han sugerido los peores —¡los de siempre!—, sino hacer evidente justamente lo contrario: que las demandas de liberar a los presos políticos cubanos, respetar los derechos humanos, la memoria de OZT y la vida de los otros huelguistas, trasciende partidos y naciones, afinidades personales, ideológicas, estéticas, límites culturales, generacionales, geográficos. Algo de eso se ha logrado. Ahora vamos por más.

martes, 19 de enero de 2010

Mi voto por Scott Brown

por Jorge Salcedo

Cae aguanieve, el día es gris y el único ruido notable son los chasquidos de las ruedas atravesando Concord Avenue. Voy a votar por Scott Brown para el senado de los Estados Unidos.

Exageraría si dijera que lo hago por simpatías o afinidades personales, aunque me enternece la historia del joven Brown compareciendo ante un juez de distrito por robarse de una tienda unos discos de rock —y la perfidia del Globe, el menguado Boston Globe, que encabeza el perfil del candidato republicano con semejante anécdota. Como ya dijo Martí, robarse un disco de Led Zeppelin no es robar.

Mentiría si dijera que voy a votar por Brown para conjurar el peligro del unipartidismo de facto en Massachusetts. Bay State se gobierna siguiendo sus intereses, y aunque la legislatura es demócrata, principalmente demócrata, la mayoría de los gobernadores electos han sido republicanos. Es a la hora de hacer la gran política de estado, la de los magnos intereses e ideales de la nación, cuando se habla de los Estados Unidos —ese país de las noticias en el que no vive nadie—, es ahí, digo, cuando Massachusetts vota disciplinada y uniformemente demócrata. Y mucho menos se imaginen que voy a hacerlo por Cuba, porque Cuba cuenta poco, o casi nada, en todo esto. El mío es un voto por el fin de la supermayoría demócrata en el Senado, que tiene la inclinación y la posibilidad de modificar radicalmente la estructura de un país que, en términos personales, es mi último refugio y esencialmente me place, y puede hacerlo ignorando a todos sus adversarios, sin consenso ni diálogo, y con muy poca transparencia.

En la noche veremos. Por lo pronto, ya voté.

Cortesía Salcedo Diario

jueves, 13 de agosto de 2009

Pánfilo: ¿Peligroso o en peligro?

por Jorge Salcedo

Juan Carlos González Marcos, más conocido por Pánfilo, será (o ya ha sido) enjuiciado bajo el cargo de "peligrosidad social predelictiva", según reporta desde La Habana el periodista independiente Julio Aleaga Pesant.

Se espera que la fiscalía sostenga el cargo de peligrosidad en los diez años que Pánfilo ha pasado sin trabajar, y que su abogado designado, Bruno Pérez Moya, base la defensa en la enfermedad de alcoholismo del defendido, según el mismo reporte.

González Marcos fue detenido el pasado 4 de agosto mientras acudía a una citación del Ministerio de Trabajo en su municipio. Allí lo esperaban los agentes de la policía que lo condujeron a la estación de 21 y C, y luego a Zapata y C.

Como es obvio para cualquier cubano o para cualquier persona medianamente informada sobre el acontecer cubano, Pánfilo será juzgado por la inmensa acogida (más de 300,000 vistas en YouTube) del video en que aparece borracho dando un testimonio enfático, divertido y dramático, del hambre en la isla. Antes de que apareciera el video, su situación laboral y su dependencia del alcohol no tenían mayor importancia para las autoridades cubanas.

La figura jurídica de "peligrosidad social predelictiva" que se le pretende aplicar es uno de los capítulos que mejor evidencian la represión político-ideológica que se ejerce a través del actual sistema judicial cubano. El código penal vigente establece que se puede juzgar a una persona por considerarla "proclive" a cometer un delito, y considera que para demostrar esa inclinación a delinquir basta que la persona tenga una conducta "en contradicción manifiesta con las normas de la moral socialista" (Artículo 72).

En consecuencia, cualquier desacuerdo con el sistema, cualquier denuncia o testimonio que cuestione la justicia, eficacia o bondad del sistema socialista es susceptible de construirse como un "estado peligroso". Todavía más, el Artículo 75.1. nos informa que para que una persona sea considerada "proclive al delito", basta que tenga "vínculos o relaciones con personas potencialmente peligrosas para la sociedad, las demás personas y el orden social, económico y político del Estado socialista". No se entiende bien el miedo de la población y el aislamiento de los opositores del régimen si se desconocen estos detalles del sistema jurídico castrista.

Pánfilo no es un héroe ni un activista político. Sería deshonesto, y contraproducente, señalarlo como tal. La fuerza de su testimonio radica más bien en su espontaneidad e inconsciencia, en haber sido dado en estado de embriaguez y de manera casual, mientras se entrevistaba a otra persona sobre un tema de actualidad musical en la isla.

El juicio oral tendrá (o tuvo) lugar en el Tribunal Municipal Popular de Plaza de la Revolución, en la intersección de la Calle G (Avenida de Los Presidentes) y Calle 9, en el Vedado. Desconozco la fecha y hora exacta del juicio (quizás ya ha sucedido), y ruego a todos permanecer informados. Este es un caso que demuestra a las claras el funcionamiento represivo del régimen. Quizás podemos evitar el crimen. Podemos al menos evitar que pase inadvertido.

Cortesía Salcedo Diario

sábado, 28 de marzo de 2009

Nuestros muertos, alzando los brazos

por Jorge Salcedo

A pesar de mis pocos conocimientos de heráldica, propongo una bandera cubana que dé cuenta de nuestra tradiciones hispano-árabes y africanas, mucho más vigentes hoy, a la entrada del siglo XXI, que en el siglo XIX, cuando se diseñó la anterior:


Nada de barras y estrellas, nada de rojo y azul, nada de gorros frigios y toda esa simbología presuntuosa que nos buscaba emparentar a la fuerza (la fuerza de la ilusión de nuestros próceres) con el tronco de la tradición occidental. La luna del árabe en la noche total de nuestra insularidad, el verde y el amarillo simbólicos de las emociones hispánicas que impulsan nuestras gestas junto a la fuerza telúrica del África negra. Podemos dejar el triángulo y la división tripartita como una vaga alusión a nuestra masonería y al cristianismo que pasó.

Mi bandera no es un proyecto político o una mera preferencia personal, pero creo que, por eso, refleja mejor nuestra mentalidad y nuestras efectivas tradiciones sociales, étnicas y políticas.

Más aquí sobre “la guerra de las banderas”.

Meloni: ¿Oportunista o fanática?

  Carlos Alberto Montaner En los años 1959, 60 y 61 se referían en Cuba a los “melones políticos” como alguien que era verde por fuera y roj...